
El 29 de enero de 2021, el Ministerio de Salud de la Nación aprobó el primer proyecto de cultivo de cannabis con destino medicinal en la Patagonia y es el primero en realizarse tras la sanción de la Ley Nacional de Cannabis Medicinal que se reglamentó en noviembre del 2020. Este proyecto está siendo llevado a cabo por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en conjunto con la Asociación Civil Ciencia Sativa y tiene como objetivo, primero, abastecer con fitopreparados terapéuticos al sistema sanitario de Río Negro y Neuquén, y, segundo, generar una semilla capaz de adaptarse a las condiciones climáticas de la Patagonia Norte.
Tras la aprobación del proyecto, el paso siguiente fue tramitar una solicitud ante el Instituto Nacional de Semillas (INASE) para poder importar semillas y de esa manera comenzar a trabajar. Sin embargo, una resolución reciente del Ministerio de Salud de la Nación sacada en conjunto con el INASE modificó positivamente los planes iniciales. “Primero íbamos a importar semillas de otros países, pero la resolución ahora le permite a personas físicas y/o jurídicas, que ya vienen trabajando en la creación de la semilla genética de cannabis, que registren sus semillas en el INASE para que puedan comenzar a trabajar con esas y no tener que depender de la importación de otros países”, indicó a Cannábica Argentina Gabriela Calzolari, bióloga, becaria doctoral de Conicet+anlap y presidenta de Ciencia Sativa.
En ese mismo sentido, Mariana Amorosi, asistente de planificación del INTA Patagonia Norte, señaló a este medio que “la ONG tiene la semilla adaptada mejorada” y que una vez obtenido el permiso del Ministerio de Salud “la idea es comenzar a trabajar con esas semillas”. “Nosotros queremos que todas las semillas sean de Argentina para no tener que importarlas de otros países”, expresó Amorosi. Y añadió: “Nosotros vamos a empezar a trabajar con algunas semillas altas en CBD y THC. El tema es que el abanico de patologías es muy amplio, entonces creo que se pueden utilizar para muchas cosas. Sobre todo ahora que la ley deja todo en manos del médico y no lo encuadra, como era antes, solamente en epilepsia refractaria”.
¿QUÉ ES CIENCIA SATIVA Y CÓMO SURGE LA ASOCIACIÓN CON EL INTA?
Ciencia Sativa es una Asociación Civil sin fines de lucro que se gestó en 2018 en San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro. Obtuvo personería jurídica en 2019 y tiene como objetivo difundir, investigar y asesorar sobre todo lo concerniente a la planta de cannabis, pero la tarea principal es la investigación. La organización está compuesta fundamentalmente por profesionales de la biología y la botánica, pero también por usuarios, usuarios terapéuticos, cultivadores y profesionales de otras áreas. Pero el rol de Ciencia Sativa no se circunscribe solamente a la investigación, sino que también tiene un fuerte perfil social en el que tiene como meta asesorar e informar a la comunidad acerca de las propiedades del cannabis.
La asociación con el INTA surgió en 2017 tras la promulgación de la Ley 27.350 y a raíz de una gestión de la ex diputada nacional Silvia Horne. “Ella fue quien nos vinculó con Mariana Amorosi, que es hoy con quien estamos trabajando en conjunto y es responsable del proyecto por parte del INTA”, manifestó Calzolari. Y reveló que tras plantearle el proyecto “hubo una muy buena predisposición y apertura por parte de quienes trabajan en INTA Patagonia Norte”, aunque no así a nivel nacional, ya que “hubo dificultades para interiorizar el proyecto” pero que “a medida que pasa el tiempo se va aceptando, clarificando y, por supuesto, avanzando”.
Pese a que el proyecto está recién transitando la primera etapa, hay una especulación sobre una posible cosecha, claro, en caso de que se concreten las condiciones esperadas. “Nosotros tenemos como meta comenzar a plantar ahora en septiembre para empezar el año que viene con la primera resina, la cosecha”, reveló Amorosi. Y explicó además que están trabajando muy intensamente en un “sistema de trazabilidad de cannabis medicinal y sus derivados”. “En este sistema se va a poder tener la trazabilidad de la semilla que ingresa hasta el fitopreparado que sale, todo el proceso productivo que se le hizo: qué pasó con esa semilla, si creció o no creció, en qué derivó, si en una investigación o en un fitopreparado. Es muy importante este sistema para el país porque nos diferencia muy seriamente”. remarcó Amorosi.
LA IRONÍA LEGAL
Pese a todos los avances que hay en materia de investigación y cultivo de cannabis medicinal, aún sigue vigente la esencialmente obsoleta ley 23.737 que continúa criminalizando a usuarios que poseen para uso personal una módica cantidad de cannabis. Por lo tanto, esto representa una clara contradicción legal. Hace unas semanas, tres integrantes de Ciencia Sativa, entre los cuales se encontraba Gabriela Calzolari, fueron demorados por Gendarmería Nacional luego de un encuentro con autoridades del INASE quienes fueron a visitar el INTA para realizar un recorrido por la zona y particularmente por la estación experimental en donde se plantará el cultivo. “Nosotros somos usuarios y teníamos muy poquita cantidad: 4 gramos. Nos hicieron un control rutinario, nos demoraron, pesaron la sustancia, nos hicieron un acta que, con la evidencia secuestrada, fue al juzgado de Neuquén donde allí el juez determinará si esta situación avanza o no avanza”, comentó Calzolari, quien confía en que el juez finalmente desestimará el acta “debido a la poca cantidad” y que seguramente la situación “no pasará a mayores”.
Consultada acerca de un marco legal ideal para evitar este tipo de situaciones, la bióloga respondió que «lo ideal sería hacer una ley integral al estilo Uruguay” en donde “se legalice el cannabis como sustancia y que en una misma legislación se establezca la regulación para cannabis medicinal por un lado, para cannabis industrial y para el consumo personal, adulto y responsable por el otro”. “Ese sería el marco legal ideal: una ley integral del cannabis en donde estén todos los usos delineados y regulados. Ya tenemos una legislación en relación al cannabis medicinal, ahora se está por plantear una regulación en cuanto al uso industrial de la planta, pero seguimos sin regular el uso personal adulto, considerando que es la tercera sustancia más consumida después del alcohol y el tabaco”, culminó Calzolari.