La fundación recientemente firmó un convenio con una empresa nacional para seguir garantizando el acceso seguro a la planta y además inauguró un dispensario en la provincia de Tucumán para abastecer a sus pacientes mediante Reprocann.
Durante la semana pasada, la Fundación Yungannabis firmó un Convenio Marco de Cooperación Técnica y Científica con la empresa Inkillay Genetics ubicada en Tafí del Valle, Tucumán.
El presidente de la Fundación, Felipe Herrera Locascio, expresó que el objetivo del acuerdo es trabajar con las distintas genéticas de la empresa y determinar cuales son las dosificaciones de los cannabinoides que mejor se complementan con una patología u otra.
La compañía está especializada en el desarrollo de procesos de mejoramiento genético y producción de cannabis. Inkillay Genetics cuenta con un Convenio de I+D del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) aprobado por el Ministerio de Salud de la Nación Argentina y está habilitado como Criadero de Semillas categoría “A” en el Instituto Nacional de Semillas (INASE).
Yungannabis es una ONG que está vinculada al Registro de Programa Cannabis (REPROCANN), trabaja con pacientes dentro de ese sistema y además forma parte del Consejo Consultivo Honorario (CCH) del Ministerio de Salud.
La vinculación se da con el objetivo de poder abastecer a los pacientes que hoy están dentro de la Fundación y, si bien actualmente Yungannabis tiene su propio cultivo a la par de que trabaja para obtener nuevas variedades propias, la idea central es tener mayor diversidad de genéticas de cannabis para poder trabajar en los diferentes tratamientos de cada paciente.
Locascio señaló que al margen de lo que recetan los médicos, en lo que respecta a variedades y porcentajes de THC, CBD u otros cannabinoides, el convenio con Inkillay les va a permitir probar como distintas combinaciones de cannabinoides, terpenos, entre otros componentes de la planta, funcionan en cada tratamiento.
“El objetivo es ver qué potencial medicinal tienen las genéticas que están produciendo ellos, ya que han invertido muchísimo en tecnología, sanidad y en un montón de aspectos nutricionales y sanitarios”, afirmó Felipe en diálogo con Cannabica Argentina.
Así, la Fundación apunta a darle a sus pacientes un producto con la mayor calidad posible y complementar el abastecimiento de la medicina para que los tratamientos sean efectivos y direccionados a lo que cada paciente está buscando.
Además, la empresa, ante un eventual inconveniente de un cultivo de la propia ONG podría funcionar para garantizar el abastecimiento del cannabis y sus derivados a los miembros que la componen.
¿Cómo funciona la Fundación Yungannabis?
La Fundación Yungannabis, ubicada en la provincia de Tucumán, inauguró el 1 de julio un dispensario en la calle. Desde el local abastecen a sus pacientes mediante Reprocann.
Si bien son varias las ONGs en todo el país que trabajan con cannabis, por las demoras en el Ministerio de Salud, son pocas, se estima que entre 60 y 70, son las que cuentan con la aprobación del Reprocann.
“Cuando un paciente se acerca a Yungannabis hacemos la inscripción en el Reprocann, el médico le hace la receta, se lo carga en el módulo y podemos hacer el suministro tanto de aceite como de flores de cannabis y otros derivados”, explicó Felipe Herrera Locascio presidente de la Fundación en diálogo con Cannabica Argentina.
Según indicó el cultivador, actualmente trabajan con distintas genéticas ya que además de abastecer a los pacientes y asegurarles el acceso a la medicina, se encuentran con investigaciones en proceso haciendo fitomejoramiento de las plantas utilizadas.
Felipe aseguró que si bien los tratamientos se ajustan a lo que los médicos recetan, después los pacientes pueden elegir la genética o el derivado de cannabis que mejor le sirva para su patología, enfermedad o dolencia.
Además, el titular de Yungannabis aclaró que el dispensario está abierto al público para que quien quiera pueda recibir información sobre cannabis e iniciar el registro del Reprocann pero que la dispensación de flores u otros derivados de la planta es únicamente para los miembros de la Fundación que estén en nómina, utilizando así un esquema “semi-cerrado”.
Según explicó Locascio, la ONG se sostiene por los aportes que realizan sus miembros asegurando así el acceso a la terapia con cannabis y el conocimiento vinculado a la planta.
El cultivador se refirió también al límite de 150 pacientes por ONG establecido por el Ministerio de Salud y calificó como un “absurdo” poner una restricción a la cantidad de miembros.
“Es un retroceso frente a la normativa anterior que permitía, con un simple trámite administrativo, pedir la extensión de esos 150 pacientes”, afirmó Felipe e indicó que este tipo de restricciones “terminan empujando al paciente a un mercado negro”.
En ese contexto, Locascio insistió en que la búsqueda desde la Fundación está en garantizar el acceso al paciente y legitimar la libre elección de los pacientes buscan alternativas a la farmacología actual. “Nuestra mirada es que eso tiene que estar y en todo caso que el paciente y el médico puedan elegir el mejor tratamiento”, concluyó.
¿Cómo nace Yungannabis?
Felipe Herrera Locascio, presidente de la Fundación Yungannabis en Tucumán, y paciente de cannabis, explicó que cultiva la planta desde hace más de 20 años, primero para él y luego siguió con sus familiares cercanos.
“Las ONGs normalmente están atravesadas por las historias personales de sus miembros, en mi caso tuve un accidente en 2008 lo que me dejó con dolores en la columna”, detalló Felipe quien afirmó que, tras padecer los efectos secundarios de los medicamentos que le daban los médicos decidió incursionar en el cannabis.
En 2010 el cultivador, inspirado por extractos que veía en otros países, comenzó a hacer los propios para su uso personal. Si bien en esa época utilizaba el cannabis de manera lúdica, vió en la planta también un uso terapéutico.
Ese uso medicinal lo comenzó a implementar en sus familiares cercanos, como su abuela o su madre que hasta el día de hoy utiliza el aceite para tratar diferentes dolencias y patologías.
Desde ese momento, Felipe fue cultivando con más frecuencia y trabajando en conjunto en el ambiente cannábico con médicos para avanzar en el uso terapéutico de la planta de cannabis.
Tras la sanción de la Ley de cannabis medicinal en 2017, Locascio avanzó en la creación de la ONG Qurativa la cual, por diferentes circunstancias, tuvo que desarmar.
Allí es donde nace Yungannabis, luego de presentar la documentación pertinente, la Fundación consigue la personería jurídica en 2021 y en ese momento comienzan a trabajar con más fuerza en la militancia por una legislación del cannabis.
“Nos informaron que iba a haber una elección para formar parte del Consejo Consultivo Honorario (CCH) y nos anotamos”, detalló Felipe quién reconoció que lo hicieron sin mucha expectativa ya que la primera formación del Consejo había sido centrada en Buenos Aires y esta esperaban que sea más federal.
Finalmente fueron elegidos para formar parte de ese equipo junto a otras ONGs cannábicas lo cual reconoce que es una gran responsabilidad ya que tienen que ser la voz de varias otras que no están incluidas.
Felipe afirmó que ser parte del Consejo Consultivo Honorario (CCH) es una gran responsabilidad ya que deben representar a toda la comunidad cannábica en los reclamos y sugerencias al Ministerio de Salud.
El presidente de Yungannabis reconoció que el primer CCH realizó un gran trabajo pero así y todo no hay una larga experiencia. “Quedan cosas por resolver”, aseguró con respecto al trabajo del Consejo.
Locascio informó que crearon dos comisiones, una médica y la otra legal, para que en materia jurídica y médica, puedan tener un grupo que les permita manejar y sostener argumentos y evitar así que el Ministerio de Salud los “atrape” en algunos aspectos que son, a veces, algo técnico.
“Tenemos un cuerpo de abogados formado por distintas ONG que no son solamente del CCH, sino que está abierto a una convocatoria constante, para los médicos y abogados que se quieran sumar”, aseguró Felipe.
Según comentó el cultivador, desde Yungannabis y junto a las otras ONGs que conforman el CCH dieron varias sugerencias, las cuales algunas fueron tomadas, y lograron ganar algunas “batallas” como evitar la limitación de las patologías.