Fue cerca de las 21 cuando el tablero de votación marcó: 56 votos afirmativos, 5 votos negativos y 1 abstención. Aplausos, puños cerrados y manos en altos, fue el festejo de los pocos asistentes que presenciaron la sesión, que de no haber sido por el contexto de pandemia, seguramente se hubieran llenado las gradas de activistas, cultivadores y organizaciones social. Así el Senado cumplió en aprobar, con media sanción, el proyecto de ley que establece el marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial.
Luego de diez días de comisiones, entre exponentes que no expusieron, modificaciones que no entraron y otras que se agregaron, y un consenso que hasta al momento de la votación no se sabía si estaba, se giró a Diputados la ley que estima desarrollar la cadena de industrialización del cannabis y el cáñamo con la creación de 10 mil puestos de trabajo y nueva actividad económica por cerca de 500 millones de dólares, según explicó el ministro de Desarrollo Productivo, Matias Kulfas, durante el debate en comisiones.

¿Qué se aprueba?
Se busca regular la producción industrial de la planta de cannabis, etapas de siembra, cultivo, cosecha, producción, almacenamiento, transporte, comercialización, importación, exportación, posesión de semillas y derivados a partir de la creación de la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME). Entre varios de los subproductos que se pueden realizar a partir del cannabis, la industria nacional podrá proveer autoparte, materiales de construcción, cosméticos, ropas, calzados y alimentos. Además del avance medicinal del que ya dio sus primeros pasos con el aceite Convupidiol, a partir de la lay 27.350.
Del texto original no se realizaron significativas modificaciones, a pedido de las provincias más avanzadas en empresas estatales se agregó un Consejo Federal para el Desarrollo de la Industria del Cáñamo y el Cannabis medicinal y un Consejo Consultivo Honorario solicitado por las organizaciones sociales para ser participe del avance, modificaciones y resguardar que se cumpla uno de los puntos de la ley donde expresa que dará prioridad a economías regionales, cooperativas y pequeñas y medianas empresas –donde también podrían incluirse los grow shops que ya comercializan estos productoras- atendiendo sus solicitudes principalmente, apoyo técnico y disminución de tasas, pero «asimismo la inclusión de la perspectiva de género y diversidad en su otorgamiento». Para este fin, se trabajará en conjunto con el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (I.N.A.E.S).

Voces a favor y en contra
La iniciativa la tomó el senador y titular de la Comisión de Agricultura, Ganadería y Pesca, el puntano, Adolfo Rodríguez Saá, quien moderó los debates en comisiones: «El cáñamo era legal y se producía en nuestro país, pero la dictadura hizo clandestina a una actividad que en el mundo está aceptada. Estamos sacando esa prohibición», apuntó en relación a la prohibición de 1977 por el gobierno militar.
De modo mas moderada, la legisladora radical, Pamela Verasay, puso en dudas el rol centralizador que pueda tener La Agencia: “El marco regulatorio que se está proponiendo para la industria del cannabis está tomando funciones que pueden desarrollar las provincias, que tienen facultades para regular y reglamentar sus actividades económicas”, expresó.
Como era de esperarse, las expresiones prohibicionistas no tardaron en llegar y se hicieron eco en el discurso del senador de Rio Negro, Alberto Weretilneck, quien se refirió al cannabis como «una droga más dañina que el alcohol y que de trata de una droga de inicio. No estoy de acuerdo en sumarme a ese mensaje de que la marihuana no tiene impacto negativo en las personas», esbozó el senador, sin aportar mayores argumentos mas que replicar el discurso que reinó por 100 años de prohibición.

Pero el ambiente cambió con la exposición del senador de Chubut, Alfredo Luenzo, que en sintonía con el pedido de los gobernadores Gerardo Morales y Alberto Rodríguez Saá -cuando se presentó el proyecto en el Consejo Económico- fue más allá de la ley y habló de una despenalización total de la planta: «Dejemos de lado esa visión que tenemos de la planta de marihuana y pongámosla en valor. El prohibicionismo no ha dado resultados, trae horror. Los pibes comienzan en el menudeo. Y esa es la puerta de ingreso a otras drogas. Un Estado coherente, presente, amplía derechos. Hay que discutir la despenalización, la cárcel está llena de inocentes”.