La ingeniera agrónoma, integrante de la Mesa Provincial de Cannabis Medicinal en Catamarca y parte del equipo de la Consultora Cannábica Feminista, Ruth Noriega, dialogó con Cannábica Argentina sobre el rol de la mujer en la industria del cannabis y de su trabajo tanto en la provincia como en la consultora.
La profesional afirmó que el rol de las mujeres es el mismo que el de los varones en la industria, pero aseguró que es una cuestión de cupos y que debería haber una ley para solucionar esa cuestión.
“El papel de las mujeres en la industria es el mismo que el de los varones, somos ingenieras, abogadas, cultivadoras y los cupos se tienen que respetar”, expresó Ruth.
En ese contexto, la ingeniera agrónoma indicó que creó, junto a un grupo de mujeres profesionales del área, la Consultora Cannábica Feminista, “para que las personas también tenga la opción de una consultora hecha totalmente por mujeres y para que el Estado cuente con este servicio”.
La profesional explicó que el objetivo es evitar que suceda lo que pasa comúnmente en otras industrias y espacios cannábicos que son “copados” totalmente por varones.
Por otro lado, Noriega explicó que, como parte de la creación de la Mesa Provincial de Cannabis Medicinal en Catamarca, se citó a todos los protagonistas cannábicos de la provincia con el objetivo de garantizar un derivado de la planta seguro para todas las personas que lo necesitan.
Según indicó la profesional del área, desde la Mesa Provincial se trabaja de manera articulada con los colegios de profesionales, instituciones gubernamentales y con la sociedad en su conjunto.

“En Catamarca tenemos una asociación y una cooperativa con personería jurídica dedicada especialmente al cannabis”, señaló Ruth e indicó que realizan un trabajo junto al ministerio de Salud, de Producción y de Agroindustria de la provincia, entre otros.
La ingeniera agrónoma afirmó que el objetivo de la Mesa Provincial es articular las tareas que ya hace cada organismo y profesionales abocados al cannabis de forma individual.
Al ser consultado por el tratamiento industrial de la planta, Noriega señaló que comenzarán con el ensayo de diferentes variedades con potencial alimenticio y medicinal.
“Catamarca no tiene ningún tipo de monocultivo, nunca se dieron esas características porque la provincia es zona de montañas y en general los cultivos pierden efectividad”, explicó.
Ruth aseguró que en todas las instancias de prueba utilizarán variedades que ya están registradas en el Instituto Nacional de Semillas (INASE). “Será todo un ensayo con potenciales”, agregó.
Ley Industrial
En cuanto a la ley industrial, la profesional indicó que la normativa le da identidad a los cultivadores y productores de toda la cadena de la planta y apuntó a que se comienza a entender que el cannabis no empieza con una ley, “en Argentina empezó hace mucho tiempo”.
“Siento que va a haber la oportunidad de empezar con investigaciones que pueden aclarar el panorama”, aseguró la ingeniera agrónoma e indicó que la normativa destaca el rol de las mujeres y disidencias en la industria del cannabis.
“Fue una tarea muy valiosa la que hicimos las mujeres para darle a la ARICCAME una propuesta para trabajar desde adentro y con consenso”, señaló Noriega, al tiempo que insistió en que es necesario terminar con la dualidad sobre la planta.
Según indicó Ruth, por un lado se destacan los beneficios que tiene la planta de cannabis y, por el otro, todavía en la actualidad hay presos por plantar o consumir en todo el país.
“Hay una dualidad en la que decimos que el cannabis tiene un montón de beneficios pero, por otro lado, hay personas presas por consumo o tenencia”, detalló y agregó: “Hay personas privadas de su libertad por 6 plantas”.
MAGU, la iniciativa de Le Caburé y la Consultora Cannábica Feminista
La empresa argentina de maquinaria cannábica, Le Caburé, cuenta con distintas máquinas para cosechar cannabis, en todos los casos tienen nombres de mujer. En este caso, le propusieron a la Consultora Cannábica Feminista, buscar el nombre para su reciente lanzamiento, una peladora de menor tamaño, que se denomina MAGU.
“Lo tomo como una forma de articular trabajos que se pueden hacer, no solo con Le Caburé, sino con un montón de otros espacios”, expresó Ruth sobre la iniciativa. “Nos parece bien que las máquinas tengan nombres de mujeres, para identificar a las mujeres de la historia Argentina”, concluyó.