A partir de la enorme expansión del Imperio Romano, con su capital en Roma, la utilización del Cannabis se concentró en la obtención de cáñamo industrial, utilizando la fibra para telas, sogas para embarcaciones y control de prisioneros. El consumo, por vía oral, quedó privilegiado para los banquetes de la aristocracia y el uso medicinal solamente fue redactado por los médicos griegos del emperador de turno.
El Imperio Romano difundió su control en torno al Mar Mediterráneo. Bajo la etapa imperial los dominios de Roma siguieron creciendo, llegando a su punto máximo durante el reinado de Trajano, abarcando desde el Océano Atlántico y lo que hoy es actualmente Inglaterra y Gales al oeste hasta las orillas del Mar Negro, el Mar Rojo y el Golfo Pérsico al este, y desde el desierto del Sahara al sur hasta las tierras boscosas a orillas de los ríos Rin y Danubio y la frontera con Caledonia al norte. Esto implicaba un domino casi en su totalidad del viejo continente, unas 100 millones de personas vivían dentro de sus fronteras.
El Imperio Romano consumía grandes cantidades de fibra de cáñamo, mucha de la que se importaba era de la ciudad babilónica de Sura. Se utilizaba principalmente la fibra del cáñamo para confeccionar vestidos y para las gúmenas (maroma gruesa para atar áncoras) y las velas de las naves, como se extrae de algunas breves anotaciones de Lucilio, Plinio, Columela y Celso (siglo II d. C.). En los primeros tiempos, el cannabis no era un cultivo importante en Italia, pero la semilla era un alimento apreciado.
Los romanos conocían los efectos euforizantes del cannabis, por los relatos de Herodoto con respecto a los escitas, y lo utilizaban como instrumento recreativo en las fiestas de las clases aristocráticas, costumbre que describió el autor Galeno, médico y discípulo de dios Asclepio en el imperio (Escohotado, 1998: 210). Los cartaginenses, civilización de Cartago en la Edad Antigua, enemigos acérrimos de los romanos, conocían muy bien el hachís y eran los que se lo vendían a los romanos. En este sentido fueron halladas dos ánforas llenas de hachís ubicadas en un trirreme de guerra (un tipo de galera) cartaginesa del siglo III a. C. Que fue llevada a la superficie en 1969 en la Isla Larga (Sicilia). El hachís se utilizaría para mantener alta la moral de los marineros en los momentos difíciles, según cuenta Isidro Marín Gutiérrez autor de Cannabis en la Antigua Roma.
El hachís no era precisamente algo barato, así que el opio sería su sustituto en muchos hogares siendo regulado su precio durante el Imperio. Diocleciano ordenó en el año 301 un edicto en el que fija que el kilo de hachís costaba 80 denarios de la época, y solo en la ciudad de Roma se distribuía en más de setecientas tiendas, representando un negocio de lo más rentable al percibir con este concepto el 15% de toda la recaudación fiscal. Recordemos que el Imperio romano fue una etapa de la civilización en la Antigüedad clásica caracterizada por una forma de gobierno autocrática. Gobernado principalmente por una pequeña élite aristocrática, los patricios, desde la ciudad de Roma y cuyas órdenes eran transmitidas por una desarrollada burocracia. De aquí la toma de control en los precios y cosechas.
Los yacimientos arqueológicos, avalan la certeza de que se cultivaba cannabis en época romana. Se han recuperado semillas los territorios alemanes de Butzbach, Neuss y Königsberg; en Gran Bretaña, en Londres y York, y también en Polonia. Pero también en Moldavia y en Ucrania se han encontrado restos de cáñamo de época romana (Guerra Doce, 2006: 165).